Estas alteraciones conllevan importante sufrimiento emocional y en ocasiones problemas de salud y del desempeño diario.
Los tres principales cuadros dentro de los trastornos de la conducta alimentaria son: la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
Existe una reducción grave en la ingesta de alimentos y una búsqueda incesante de delgadez (o un temor a engordar). Este cuadro es el de mayor riesgo para la salud dentro de los TCA, existiendo en ocasiones riesgo vital. Suele haber además una distorsión de la imagen corporal (la persona se ve a sí misma con sobrepeso a pesar de su marcada delgadez).
Existen dos subtipos dentro de la anorexia: el restrictivo o el tipo con atracones/purgas.
Es muy frecuente en estas pacientes la presencia de depresión, ansiedad y conflictos con la propia identidad. Factores biológicos, sociales y psicológicos juegan un papel preponderante en la génesis de este trastorno.
Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones de comida junto a conductas de compensación (para evitar el aumento de peso). Estas conductas de compensación son, por ejemplo, el vómito provocado, uso de laxantes, diuréticos o productos adeelgazantes, el ayuno o el ejercicio excesivo.
Tras los atracones es muy frecuente la culpa y los autorreproches, entrándose en un círculo del que es difícil salir (atracón – culpa – compesación). Al igual que en la anorexia, factores biológicos, sociales y psicológicos entran en juego en su aparición. Es muy frecuente la presencia comórbida en las personas con bulimia de trastornos del estado del ánimo o del control de impulsos.
Mantiene similitudes con la bulimia, pues la persona realiza atracones repetidos de alimentos, con la diferencia de que no lleva a cabo conductas de compensación después de los mismos.
La persona, al igual que en la bulimia, se siente descontrolada y realiza estos atracones en privado.
Las personas sometidas a estres, con rasgos de impulsividad o las que están realizando dietas muy bajas en calorías presentan mayor riesgo de padecer este problema.
La mayoría de los pacientes con anorexia debutan en la adolescencia (entre los 14 y 18 años de edad). Se da hasta en el 1% de las adolescentes (y hasta el 5% presentan algunos criterios de anorexia sin cumplir el diagnóstico). Es de 10 a 20 veces más frecuente en las chicas respecto a los chicos. Es más habitual en los países desarrollados y en mujeres que desempeñan profesiones relacionadas con la delgadez (como la moda, danza, gimnastas…).
La Bulimia Nerviosa es más prevalente que la anorexia. La prevalencia en mujeres jóvenes varía de un 2% a un 4%. Es también más frecuente en mujeres pero su debut suele ser más tardío en comparación con la anorexia (muchas comienzan en los inicios de la vida adulta). Es frecuente el antecedente de obesidad en estas personas.
El Trastorno por Atracón es el más común de todos los TCA. Lo presentan el 25% de los pacientes que solicitan ayuda médica por obesidad y el 50%-70% de los que presentan un IMC>40 presentan este trastorno. Es el doble de frecuente en mujeres.
Existen complicaciones físicas severas que no podemos pasar por alto y que pueden darse en los casos más graves (hipotensión, disminución de la frecuencia cardiaca, disminución del potasio, edemas…). Cuando existen indicadores de riesgo vital es necesario realizar un ingreso hospitalario hasta asegurar la mejoría física.
Fuera de estos aspectos físicos, el abordaje de las pacientes con Anorexia Nerviosa va a requerir una psicoterapia intensiva. Un detalle que hace especialmente difícil el tratamiento en estas pacientes es que, frecuentemente, presentan fuertes resistencias al tratamiento. Sus síntomas y la búsqueda de delgadez es vivida de forma egosintónica. Esto significa que, habitualmente se sentirán mejor consigo mismas si mantienen la escasez en las ingestas y la delgadez, viviendo con mucha angustia y miedo las proposiciones de cambio en este aspecto.
Muchas veces la propia delgadez constituye una esencia de su identidad. Es de gran importancia conseguir un vínculo terapeútico en el que la persona con anorexia se sienta respetada en su autonomía. En algunas ocasiones, acuden a consulta tras experiencias de ingreso hospitalario que han vivido de forma muy invasiva y vienen a vernos con muchas reticencias y con miedo a reexperimentar estas vivencias.
Durante la terapia será frecuentemente necesario el trabajo conjunto con los miembros de la familia. No podemos olvidar el factor social, que perpetúa el problema, ya que seguimos viviendo en una sociedad que asocia la delgadez a la belleza.
Por otro lado, muy frecuentemente las personas con anorexia pueden manifestar ciertas problemáticas comunes sobre las que hay que realizar un trabajo psicoterapéutico. Destacan aquí, entre otras: rasgos perfeccionistas de personalidad, una marcada necesidad de control del entorno, la excesiva preocupación por la imagen que se transmite a los demás, búsqueda de autonomía e identidad propia, conflictos con el propio cuerpo, vivencias de rechazo por parte de terceros…
En casos de presencia conjunta de anorexia con depresión (hasta el 65% de las pacientes con anorexia tienen depresión) o ansiedad, puede ser beneficioso instaurar un tratamiento farmacológico apropiado (siempre a la mínima dosis efectiva y durante el tiempo apropiado).
En las personas con Bulimia Nerviosa o Trastorno por Atracón las complicaciones físicas afortunadamente son menos frecuentes. El tratamiento estará basado principalmente en un abordaje psicoterapéutico. Es importante interrumpir el ciclo de atracones-compensación e indagar en las causas emocionales que predisponen a darse atracones.
La vergüenza y la culpa por los atracones son dos sentimientos muy presentes en las personas con bulimia o trastorno por atracón y deben de ser abordados en terapia. A menudo se esconden para darse los atracones y tras los mismos se fustigan duramente. Generalmente los atracones son de alimentos hipercalóricos (dulces muy frecuentemente) asociados como «malos» y que, por lo tanto, deben de ser evacuados tras su ingesta. Una vez progresa la terapia la persona recobra una sensación de control pues suelen acudir a consulta expresando estar en un bucle del que se ven incapaces de salir.
En ocasiones, algunos fármacos antidepresivos como la fluoxetina, en casos más graves con mucho descontrol, puede ayudar a interrumpir este ciclo compulsivo.
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